viernes, octubre 13, 2006

Crónica de Homenaje a Cuitláhuac Arroyo Parra, 25 de Septiembre de 2006

El día Lunes 25 de Septiembre de 2006, a aproximadamente las 18:50 hrs, mis hermanos Tabaré, Netzahualcóyotl, Lucía (a distancia) y yo le hicimos un pequeño homenaje a quien ha sido y seguirá siendo nuestro ejemplo a seguir para ser ciudadanos y hombres de bien para la humanidad.

Este merecido homenaje, a casi 48 hrs de su fallecimiento a mi lado, se lo rendimos para hacerle saber a nuestro país y al mundo, la pérdida física de uno de los mejores hombres que han existido y para darle a mi padre el lugar que le pertenece en la historia y que durante tanto tiempo le fue negado por las injusticias que sufrió y por las que nunca se quejó dado su carisma, su sencillez y humildad, y su lucha por una América Latina mas justa y hermanada.

Breve crónica de los hechos
Como le hubiera gustado a nuestro padre, le dedicamos unas palabras salidas de nuestro mas profundo cariño, respeto y admiración, siguiendo con la preparación que nuestro padre nos inculcó como escritor y pensador. Yo abrí la sesión, dedicándole un escrito plasmado con mis lágrimas en algunas hojas de papel y con mi bolígrafo negro, en el día mas sombrío y triste de mi vida; aunque también el día en el que más me he sentido orgulloso de portar el nombre de mi padre. Mi discurso tuvo la intención de recordarlo como quien fue y será, aunque también quise hacerle saber a los presentes, la contribución de mi padre a la humanidad. El mío fue el discurso serio.

Mi hermano Netzahualcóyotl le dedicó un recital, recordando los momentos mas bellos que hemos pasado juntos como familia y reconociendo la labor tan hermosa que nuestra madre, María Luisa Currás Santos, y nuestro padre trazaron juntos a lo largo de su experiencia maravillosa como pareja. Fue un momento de sentimientos encendidos que resaltaron la armonía y calidez que mis padres siempre le ofrecieron al mundo en nuestro hogar. El discurso de mi hermano Netz fue el sentimental.

Finalmente, Tabaré prendió la chispa tan característica de nuestro querido padre, al romper con cualquier protocolo y mediante bromas y comentarios animosos, le permitió a los presentes completar la tercer característica de mi padre, esa del individuo alegre, sincero, honesto y apegado fuertemente a sus ideales. El discurso del Pecas, como siempre le hemos dicho de cariño, fue el jovial.

El funeral de Papá fue bello, no por ninguna ceremonia or cualquier otro aspecto materialista, sino por el amor tan grande que la gente que convivió con él le tenía. Lo más bello fué ver la cantidad de gente que le dedicó a mi padre algunos minutos de sus vidas para rendirle homenaje con su presencia y sus muestras de apoyo hacia nuestra familia. Esas muestras de cariño también se vieron reflejadas con la cantidad de flores que le llegaron. El féretro de Papá se cubrió totalmente de arreglos florales; era verdaderamente díficil entra a la capilla No.3 de Valle de los Angeles sin rozar flores al caminar alrededor de él. Las flores formaron una elipse, chata en el extremo junto a uno de los muros, que llegó a tener alrededor de 6 metros de largo por 2 de ancho y 1.5 de altura, lo que hacía aún más pequeña la capilla que mis padres ya habían reservado hace muchos años. Fue realmente impactante para mi ver la cantidad de arreglos que llegaban a todas horas; incluso ya acabado el velorio, que fueron cubriendo el ataúd hasta convertirlo en un altar rodeado y cubierto por naturaleza.

El homenaje empezó en el momento que mi hermano Tabaré regresó del extranjero para estar con nosotros. Una vez terminado, procedimos a quedarnos la familia directa con él para despedirnos por algunos momentos. Posteriormente, mi hermano Netz, nuestro primo Toño y yo procedimos a acompañar el ataúd de papá al crematorio para cumplir uno de sus deseos (debatido largamente con mamá por cierto, siempre fueron tan simpáticos los viejos juntos). Una vez entregadas las cenizas, regresamos a la capilla No. 3 donde le dedicamos un fuerte aplauso antes de llevárnoslo a casa.

Las cenizas de nuestro padre, Cuitláhuac Arroyo Parra fueron depositadas en el Panteón Francés de la Ciudad de Puebla para que pudiéra estar lo mas cerca posible de nosotros.

La verdad es que papá se fué ahí conmigo, en la cama No.3 del área de Cuidados Intensivos del Hospital de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social. Esta breve crónica cuenta lo que hicimos mis hermanos y yo para hacerle saber al mundo que alguien como Papá existió y para contagiar a todos de un poco de humildad, amor y compromiso con su país y con el mundo.

A continuación, las palabras que le dedicamos a mi padre en nuestro pequeño homenaje leídas por mí (Por favor vaya a "Discurso a Papá").

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